Agua de Ósmosis para tu Acuario
Llevo años montando acuarios plantados y si algo he aprendido es esto: El agua que usas lo cambia todo. Puede parecer un detalle técnico sin importancia, pero no lo es.
Afecta directamente al crecimiento de las plantas, al comportamiento de los peces, y sobre todo, a la aparición de algas. Aquí te explico por qué elegir agua de ósmosis puede marcar la diferencia, y cómo hacerlo sin volverte loco.
Recuerda, principalmente no cuidamos peces, cuidamos agua.
EL AGUA DE GRIFO, CLAVE PARA TU ACUARIO
Es normal empezar con agua del grifo. Es lo más fácil, lo más rápido, lo que ya tienes en casa.
Pero la realidad es esta: El agua del grifo cambia según la ciudad, el barrio o incluso la temporada.
Puede tener más o menos minerales, más cloro, más dureza. Y eso complica las cosas si quieres un acuario estable, y no nos olvidemos de la multitud de químicos que se utilizan para convertir ese agua en potable o para limpiar las cañerías que la suministran.
Lo primero es saber qué tipo de agua tienes. Para eso puedes consultar los valores en la web de tu empresa de aguas o usar un medidor TDS.
Si la dureza está entre 10 y 25 ºdH, ya es demasiado para un acuario plantado que funcione bien a largo plazo.

El cambio extraordinario en tu Acuario con agua de ósmosis
Usar agua de ósmosis es una buena estrategia. Cuando eliminas los minerales en exceso, las plantas pueden absorber mejor los nutrientes que tú les das.
Crecen más rápido, con colores más intensos y formas más definidas.
Y además, las algas pierden fuerza.
Porque ya no hay desequilibrios ni acumulaciones que las alimenten.
Yo lo tengo claro: Todos mis acuarios, incluso los más pequeños, van con agua de ósmosis.

Que se necesita para producir agua de ósmosis
Para conseguir agua de ósmosis necesitas un equipo de ósmosis inversa. No es un aparato complicado. Se conecta a la red de agua fría y filtra el agua para eliminar casi todos los sólidos disueltos: Sales, minerales, metales, cloro, etc.
Ahora, hay algo que debes tener en cuenta: Estos sistemas producen el agua poco a poco. No es abrir el grifo y llenar el acuario en cinco minutos. Por eso hay varios modelos con distintas capacidades: 300, 400, 800 o hasta 1600 litros por día.
Cuanto mayor sea el volumen que necesitas (por ejemplo, si tienes un acuario de 200 litros o más), más potente debería ser el equipo.
También debes pensar si tienes espacio para almacenar agua en bidones. Si puedes hacerlo, incluso un modelo básico te puede servir.
Si no tienes dónde guardar agua, te recomiendo ir a por un modelo más rápido que llene el acuario directamente durante los cambios.

El agua de ósmosis es muy pura, pero eso también implica que hay que ajustarla antes de meterla al acuario.
Aquí entran dos factores clave: Temperatura y minerales.
Primero, la temperatura. Si guardas el agua en un bidón o recipiente, puede quedarse muy fría, sobre todo en invierno. Y si haces un cambio de agua con esa temperatura baja, estresas a los peces y a las plantas. Eso puede detonar brotes de algas.
Así que lo mejor es calentar el agua hasta unos 20-22 °C. Usa un calentador sencillo y un termómetro. No cuesta mucho y evita muchos problemas.
Después, toca ajustar los minerales. El agua de ósmosis tiene un TDS muy bajo, y eso puede ser un problema si no remineralizas.
